Este blog forma parte del
proyecto narrativo CUENTAMELO TODO,
bajo la dirección del maestro Sandro Cohen dentro de la materia de redacción universitaria
del departamento de humanidades, división de ciencias sociales y humanidades de
la universidad autónoma metropolitana-azcapotzalco.

domingo, 11 de noviembre de 2012

el descubrimiento


Alejandro me contempló con aliento entrecortado al ver la seda negra que me cubría, el sostén que apenas ocultaba  mis pechos, las medias altas que casi no alcanzaban a tapar mi sexo. Me asió las caderas y me pegó a su cuerpo, contra la fuerza y dureza de su erección, justo cuando el vestido caía al suelo. Retorció su mano en mí cabello y volvió a acercar su boca. Me mordisqueó el labio y buscó mi legua. Quedé aturdida. Contuve el aliento cuando Alejandro apartó el sostén en pos de la expuesta tentación de mis pechos, moldeándolos con las manos y haciendo que mis pezones se endurecieran. Su boca se situó bajo mi oreja, en la curva de mi hombro. Eché la cabeza hacia atrás y la apoye en su brazo cuando él me acarició los pechos con los labios. Deslizó la mano por mi estómago, para encontrar mi monte de Venus y así llevarme hasta el éxtasis. Al mismo tiempo lo desnude, pero me mostré un poco torpe con la cremallera de su pantalón; al fin lo conseguí.

Cuando me puso sobre la alfombra, me hundí bajo su cuerpo, con la mente en blanco, solo disfrutando las sensaciones que me daba. Me quitó las últimas prendas de seda negra. Solo dejó las medias negras que formaban un contraste erótico contra mi piel. Alejandro me besaba el cuerpo, dejando un perezoso sendero entre mis pechos, bajando al ombligo y aún más abajo, haciendo que me arqueara de placer a medida que su lengua me provocaba. Lego el momento. Mi cuerpo pareció suspirar de placer cuando entró en mí. Se movió en mi interior con suavidad y fluidez, arrastrándome a su ritmo, incrementándolo poco a poco, cada vez más y más hondo.

                Desperté poco a poco  mientras absorbía la sensación de bienestar que me invadía. Escuché ruidos en la cocina. Era Alejandro. Bajé y vi que a un lado de la puerta estaba su maletín de piel. Se iba a puerto Vallarta.

¾¿Cuánto tiempo me das para hablar con Paulina y recoger algunas cosas?

¾¿Para qué?

¾Porque me iré contigo a la convención.

¾Jessy, ya lo arregle todo y no puedes ir. Me voy. Pásatela bien en mi ausencia.

Se fue sin decir más. Decidí llamar a Paulina, pero saltó el contestador, fui a su casa y una de sus vecinas me dijo que la había visto salir con unas maletas en la mañana. Fue ahí donde comprendí todo:

·         La advertencia de Alejandro

·         La cara de Paulina cuando los vi juntos

·         Su complicidad

Los dos eran un par de traidores. Iré a puerto Vallarta y los descubriré.

 

 

 

 

 

 

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